jueves, 24 de noviembre de 2011

12:17

Todos usamos mascaras, eso es bien conocido. Y el conjunto de esas mascaras y lo que hay detrás de ellas es quien somos. Algunos usan la misma mascara para toda situación y ocultan siempre lo mismo, otros usan diferentes mascaras en presencia de diferentes personas.

Yo sé bien que mascara uso, la del cínico despreocupado al que todo le vale madre, que siempre ríe con malicia y que en la mayoría de los casos carece de empatía. Y he usado esa mascara desde hace tanto tiempo que ya no sé como quitármela. Me doy cuenta que ya no se relacionarme con la gente si no es a través de algún comentario hiriente o mordaz, que no se platicar, solo discutir, que me da miedo mostrarme triste o preocupado.

No puedo quitármela para decirle a mis amigos que siempre me siento un poco triste y desubicado. Solo me la acomodo bien y me burlo de aquellos que se atreven a hacerlo.

Me escondo detrás del humor, la risa de mis amigos me tranquiliza, verlos felices me hace olvidar esa absurda e inexplicable angustia que siento todo el tiempo. Si ellos no están felices empiezo a recordar que yo tampoco.

En las noches me despierto a las 04:00 am y contemplo mi vida, me angustio. Y recuerdo a mi difunto abuelo que  hasta hace poco me despertaba con sus delirantes gritos, sin saber quien era ni donde estaba, y pienso que no soy diferente de el. Y me quedo en silencio, porque no se como ni con quien hablar de esto. Se que tengo amigos dispuestos a escuchar, pero soy yo quien no se atreve a hablar. Estoy muy cansado, desde hace mucho tiempo que lo estoy.

Me rio, a veces puedo ser tan patéticamente EMO.

*se rie de si mismo*
*vuelve a su vida diaria*

FIN.

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